Sus plumas ahora teñidas de negro,
quemadas,cubiertas de ceniza,
su voluntad quebró en la liza
y está perdido su dorado cielo.
El que era ese salvador
se rompe por dentro como el cristal
y grita al aire su doloroso mal
subyugado a la decepción.
Su credo ya roto,sus ojos de fuego
otrora su color era azul,
brillantes bajo la alegre luz
ahora no chispean ni con un ruego.
Su cuerpo cubierto de su sangre,
de cicatrices y de heridas
busca cobrarles destrozando sus vidas
exhibiéndolas en un alarde.
Niega el perder y soltar la espada,
desafío grabado en su mirada
trasluce toda su porte su orgullo
aunque su túnica gris esté rasgada.
No hay miedo en su voz y él no tiembla,
su ser translúcido ahora opaco
oculta el corazón en niebla
de desconfianza,de ira y tensión.
Cubierto él de humillación
destruye y brama salvaje
pero se mira y se siente vacío
¿Cómo volverá a ser blanco?
A lucir Andrómedas por ojos
y a vestirse con risas de encanto.
Pavimento hecho ya añicos,
fantasmagóricos edificios
quedan bajo sus alas de espanto,
profunda y negra la mirada
tal si dentro no hubiese nada
y fuese eco de un antiguo llanto.
Cae cansado,agoniza en el suelo,
sus manos están teñidas de sangre
y siente las heridas del cruel duelo
puncionar-le cada uno de sus nervios.
Y pierde su ensayada compostura
la mujer que llenaba su mente
y era su astro preferente,
su amor,su vicio y su hermosura.
Se arroja en ese instante
con sus brazos hacia delante,
su corazón apuñala a su mente
delinquiendo de dulce traición,
susurrando "Mi amor,cariño,dolor".
Busca atarlo a la vida
con su delicada caricia,
pero los ojos de él pierden su fulgor.
Y entre sollozos pregunta:
"¿Por qué mi Ángel?¿Qué pasó?
Tú me llevabas en tu interior."
Y exhala él su último aliento.
"Mi Ángel y mi guardia¿Por qué?"
Pregunta que rasga a la mujer
mientras sujeta el cuerpo ya inerte.
