Cuando no hay nada más en que pensar

Es como si la vida siguiese su camino,
un sueño al que no puedo desear la muerte,
es como si todo fuese una burla del destino
y tu pudieses dejar este amor inerte.

Y hablo y beso pero cuando no pienso
mí viejo corazón te recuerda terriblemente
recordando tu rico aroma como incienso
y negándose a olvidarlo vehemente.

Trato de convencerme que no eres digna
al dejar a la intemperie mí alma proscrita
pero has grabado en mí mente con letra ígnea
tu recuerdo como dejándola maldita.

¿Qué puedo decir?Al menos eres combustible de poesía.
Aunque la musa haya degenerado en metálica mercancía.

Cuando no pienso en otras cosas estás tú,
y sé que deseas que rompa la rosa cadena
pero es la oscuridad cortada por la luz
tu eco rebotando en mí sesera.

Pasatiempo,mirar a la tarde perdido
y sentado impotente en un viejo sofá,
el melancólico cielo rojo es de olvido
y deseo que no me olvides jamás.

Cuando no hay nada más en que pensar recuerdo tus pardos ojos
y cuanto te quiero y deseo que muera el tiempo de abrazos flojos.

Amor clandestino

¿Cómo podría decirte lo que no puedo con palabras?
Lo que siento cada vez que veo tu rostro
y dentro llevo un calor apacible como de brasas,
y ver tu sonrisa brillante de oro.

Deseo besar las lágrimas que emanan de tu soledad
y siento amor sin tu conocimiento
porque soy anónimo como la cala en la tempestad
que guarda barcos hasta mejor momento.

Juego con el atrevimiento de poder darte un beso
y que si salga de dentro de mí boca
la atracción que en mí mente se forma en exceso.
¡Sí,mí mente parece que está loca!

¡Te mienten si te dicen que no brillas cual centella!
Tus labios finos,pelo y piel morena,
hipnotizado por la línea de tu cuello¡Eres bella!
Te siento como una persona buena
y romántica como un mensaje en una botella.

Mí mirada condenada a ver desde el primer instante.
¿Quién soy yo para ello?¿Qué corazón?
¿Qué puede ofrecerte alguien con esta alma errante?
Pero deseo desde dentro darte calor.

El Líder Condenado

He arrasado la ciudad de Edén,
sus pináculos y rascacielos en llamas
y su millonario rey es mí ren,
mis discursos fueron las palabras ácidas
que no dejaron oponente en pie.

Las lágrimas no se derramaron por mí piel,
probaron mis entrañas su sabor
y arrastré mí alma a senderos que no sé
mientras vaciaba todo el cargador
de mí fusil sin pensar,una y otra vez.

Mis ideales mutaron a venganza
y ahora por dentro albergo la furia
que inclinó en Edén la balanza
hacia un camino plagado de penuria,
y desde el monte veo las llamas
y la sangre tiñe las calles de rojo rubí,
y es que el progreso amplifica
también brutalmente los resultados de herir.

Quemados esqueletos de colosos,
cuan voluble y frágil era su esplendor,
rápido sus habitantes orgullosos
ante los obuses profirieron su temor
y la noche acogió todos sus sollozos.

No hay ya grandes sueños de victoria
para el condenado señor de la guerra
pues el horror ha perdido su alma.
¡Un coro de fantasmas ronda su cabeza!

¡Mí alma!¡Ahora quiero mí alma!
Cuanto más grandes son las llamas de la ciudad
más siento huír por una ventana
en mi cuerpo,mí ensuciada humanidad.
De hierro es mí expresión,mí fachada
pero por dentro soy un ser humano roto

Bailando entre las cenizas

Todo se derrumba a nuestro alrededor

pero sigue sonando la música

como si no sintiesen el gran temblor

al derrumbarse este castillo de naipes,

bailando entre las cenizas sin rubor

y tapando los oídos al sonido

del estallido de los cientos de engranajes

del sistema en el esfuerzo de perdedor.

Fingiendo normalidad en decadencia,

dándoos a vosotros mismos amor

¿Abriréis los ojos,pensaréis con la cabeza?

Sociedad llena de soberbios y egoístas

tan ensimismados que no ven el mundo,

su conciencia les hace ser trapecistas

tratando de hacer el bien sin renunciar a nada.

El mundo arde transformándose en cenizas

y bailamos,follamos en el polvo

¿Triunfará el amor sobre la avaricia?

Lo pienso mientras escucho la ficción de una balada

que me habla de sentimientos y amor

mientras afuera alguien busca la bala

que atravesó la cabeza de un soñador.

Bailando sobre las cenizas de un ayer

preguntándome que estoy celebrando,

buscando el calor de alguna mujer,

temiendo que mí corazón cierre estanco

para que no se manche de cenizas.

En sus cabezas hay un monstruo capitalista,

hambriento y que siempre lo decoran

con falsa solidaridad a vista

y con tarjetas de San Valentín

para que no digan que no tienen corazón.