En primer lugar admito que no pienso igual,
que valoro menos el amor que la libertad
y si he de pagar mis ideas con la soledad
pagaré el precio con mi autoridad moral.
Admito que me ha tendido trampas el error,
que he devastado corazones con mis palabras,
que he defendido la injusticia con furor
y ya he sido causa de pesar y de dolor.
He sido apuñalado por la estupidez
y he vuelto a ofrecer mi espalda de nuevo
como si fuese engañado por primera vez
y todo para volver a saborear mi sangre luego.
Admito haber probado los labios de mujer
y haber sacrificado a ellas mi desnudez,
admito que creí eterna tanta calidez
¡Admito!¡Sí admito!¡Estuve a su merced!
Admito que miro las calles y me siento solo,
que me dejo llevar por el aleteo de palomas,
que en la zona antigua vale cada recodo
más que la productividad de cemento y oro.
Y yo no quiero tu caritativa compasión,
lo que yo tengo y vea no lo tendrás jamás,
el cuerpo al que te encadenas con devoción
será el mismo que te arrastre hacia atrás.
No,no quiero ese beso tan cómodo y fácil,
yo quiero que si amo eso me fulmine grácil
y que mi piel responda a su estímulo táctil
como hace con cada verso pensado mi lápiz.
¡Fuera con esa conveniente solidaridad!
Con el fetiche tuyo que es tu condescendencia,
que cada pulso de mi alma sea mi vida real
y que explote tal que estallido sideral.
Admito que si el mundo seguirá siendo mundo
aunque mi piel sea un laberinto de cicatrices
yo seguiré siendo yo en mi errar tan oscuro
y que prefiero las tinieblas a tus directrices.
