martes, 27 de agosto de 2013

Rojo rastro


Roja sangre manchando los arbustos,
hermosa sangre que huele a hierro,
 sigo en este invierno tan duro
tu rastro perdido entre el hielo.
¡Corre que no hallarás escondite!
Corre,corre que huelo tu miedo,
veo tus ojos buscando mi límite,
mis fuertes patas ganando terreno.
Mi cervatilla estás tan perdida
y temerosa de tu aciago destino
que no sentirá dolor la herida
que cause mi sádico colmillo.
¡Qué hermosa es tu carmesí sangre!
Pintando los verdes helados pinos
y guiándome hasta tu tierna carne
a través de bosque y precipicios.
¡Sangre,sangre,bonita roja sangre!
Mis hermanos detectan tu olor
y aúllan cuando muere la tarde
pero el primero quiero ser yo
en llegar,cazar y en devorarte.
Tarde pequeña,tarde, soy un lobo.
¡Qué hermosa es tu parda figura!
¡Qué hermosos son mis dorados ojos
y qué grande mi ávida hambruna!

1 comentario:

  1. Esta combinación de arte plástica y poesía despierta mi temprana opinión de que lo sublime, a menudo, se esconde entre las gentes que sufren o sufrían los azares de la vida, que por ello activan las fuerzas interiores del espíritu. El coctel de la esperanza y el dolor, la búsqueda de la verdad que se escapa, el porqué del sufrimiento… y más. En esa lucha por justificar la razón de la existencia es cuando, “Eureka” el rayo de la inspiración encuentra camino abierto en la música de lo espiritual y la creación esta a dos pasos de acontecer.(Gil
    )

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