viernes, 22 de junio de 2012

Aullando el viento



¿Por qué aúllas viento a mí alma?
Rascando las paredes de cemento
como si quisieses hacerlas nada,
deseándome en este momento
y en esta tarde gris y nublada.
Tarde que vierte luz decolorada
sobre tejados llenos de antenas
y se para triste en mi fachada
como si los aletargados ladrillos
le expresasen a la luz sus penas.
Viento¿A qué se debe tu enfado?
¿Porqué abates árboles con saña?
Sus copas son desafío osado
de hojas verdes que tu fuerza araña.
Viento ululante,gran viento señor.
La gente se esconde en sus casas
compungida por tu airado clamor.
Tú invitas a abrir la ventana,
a que deje que arrases mis folios
y que me una a tu voz arcana
con la mía cargada de oprobios.
Corres libre y loco por la calle,
burlándote de cualquier clase de ley
y sin tú tener a quién avasalles
yo me entrego a tu soplido cruel
guiado por una fuerza superior
a la que parezco débil y fiel.
¡Soy viento,el tempestuoso viento!
Si no no mecería él mi alma
 loca en un airado movimiento
y me dejaría luego en calma
como si ambos dos fuésemos uno.
Miro con una pesada nostalgia
el viento que vuela sobre el mundo
y acaricia la hierba con gracia
en un susurro fuerte y profundo,
deseo volar yo con su elegancia
y que no me deje rastro alguno
en mi gris y solitaria estancia.
Viento, aúlla con inquina viento,
llévate volando mis pensamientos.

Mí remarcada soberbia.

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