sábado, 12 de febrero de 2011

Perdonar

¡Cómo pesa sobre mís espaldas!
El peso de un millar de viejas incomprensiones,
el peso de unas palabras.
¡Qué dolor siento al querer soltarte los botones
que aferran tus camisas livianas!
Pero nunca han llegado cartas con perdones.

Necesito tener mís hombros libres,
sentirme aliviado y lejos de más congojas
y no,no sentir sentires tristes
al avanzar por la vida cargado de alforjas.
Mí deseo y amor son firmes
pero no quiero enredarme en las paradojas.

No sé si se me cae esta carne
a cada letra que se graba en esta estrofa
y con tú voz ocurre el desarme
pues eres como unaflor opiácea,la amapola.
¡Droga que tienes efecto sedante,
no sé si odio o temo esa fuerza de ola!

Es una utopía el olvido
y es que la boca es más rauda que el corazón,
saboreando el cuerpo un cuchillo
resulta difícil lavarle los pies con el perdón.
El mundo no es lugar sencillo
y si la herida es profunda guarda tu sermón.

1 comentario: